La arrestaron por intento de suicidio mental. Después de ese dolor amargo, irremediable, su miedo inútil al descalabro. Qué vergüenza no tener un brazo que morder, no tener fe más que en la noche tranquila. Saber que lo demás se muere, se resbala, que la vida retrocede con los brazos cerrados. Su cerebro padecía claustrofobia, y su corazón, agorafobia.